En la época medieval, el jostrado era un componente fundamental en las competencias de caballeros.
Se trataba de un virote o asta de madera reforzada con un cerco de hierro en su extremo, el cual tenía una cabeza redonda para minimizar daños.
Su propósito era brindar estabilidad y resistencia al arma, permitiendo a los caballeros embestir con fuerza y precisión a sus oponentes sin comprometer la integridad del virote.
El manejo adecuado del jostrado era crucial, ya que un error podía tener consecuencias graves tanto para el jinete como para su montura.
adj. Se dice del virote guarnecido de un cerco de hierro, al modo de las puntas de las lanzas de justar y con la cabeza redonda.
En la época medieval, el jostrado era un elemento esencial en las justas, torneos y combates caballerescos. Consistía en un virote o asta de madera reforzada con un cerco de hierro en su extremo, el cual solía tener una cabeza redonda para evitar daños graves durante los enfrentamientos.
El uso del jostrado estaba destinado a proporcionar mayor estabilidad y resistencia al arma, permitiendo a los caballeros embestir con fuerza y precisión a sus oponentes sin comprometer la integridad del virote. Esta técnica requería habilidad y destreza por parte del combatiente, ya que un mal manejo del jostrado podía resultar en consecuencias desastrosas tanto para el jinete como para su montura.
Etimología u origen de la palabra jostrado: proviene del latín substrare, "echar abajo".