El juicio de Dios se refiere a las pruebas que se llevaban a cabo en la antigüedad con el propósito de descubrir la verdad.
Estas pruebas eran consideradas como una forma de determinar la justicia divina en situaciones complejas.
A lo largo de la historia, este concepto ha evolucionado, pero su esencia radica en la búsqueda de la equidad y la verdad a través de métodos que invocan la autoridad de lo sagrado.