Las juntas universales son dispositivos mecánicos utilizados para conectar ejes que no están alineados, permitiendo la transmisión de movimiento entre ellos.
Un ejemplo común es la junta de Hooke, que consta de una cruceta y horquillas que articulan los ejes.
Su funcionamiento se basa en la variación de la velocidad angular entre los ejes, lo que requiere un diseño cuidadoso para mantener una relación constante en la transmisión del movimiento.
La junta de Hooke es probablemente el procedimiento más frecuentemente empleado para acoplar ejes no alineados. En la figura 23 aparecen sus elementos esenciales. La cruz central, llamada cruceta, puede sustituirse por una pieza de cualquier otra forma, a condición de que los puntos 1, 2, 3 y 4, donde se articulan las horquillas en que terminan ambos ejes, estén igualmente espaciados sobre una circunferencia.
Si O es el ángulo que forman entre sí ambos ejes, puede demostrarse que mientras uno de ellos gira con movimiento uniforme un ángulo de 90°, la velocidad angular del otro varía entre un mínimo de wa cos O y un máximo igual a wa/cos O. Para conseguir una relación constante entre las velocidades de ambos ejes es preciso instalar una segunda junta que compense los efectos de la primera, pero en su montaje deben cumplirse varias condiciones: que los puntos de articulación de las horquillas situadas en los extremos del eje intermedio estén sobre dos rectas paralelas, que dicho eje intermedio forme ángulos iguales con los otros dos y que los tres se encuentren en un mismo plano. Este mecanismo, también denominado articulación Cardán, se emplea en muchos automóviles y máquinas-herramienta. Para lograr el mismo fin con una sola articulación se han ideado otros modelos de juntas universales, como el Bendix-Weiss, representado en la figura 25, utilizado en muchos automóviles de tracción delantera o de ejes motores múltiples para transmitir la potencia a las ruedas encargadas de la dirección del vehículo.