La vida en el Ártico se caracteriza por su singularidad, marcada por la presencia de especies vegetales y animales adaptadas a un entorno extremo.
En esta región, los árboles desaparecen al sur de la zona habitable, dejando lugar a las tundras, donde durante el breve verano, la vida florece con un crecimiento abundante.
Sin embargo, este periodo de luz da paso a un largo invierno de oscuridad, limitando la reproducción y el crecimiento de organismos, lo que hace del Ártico un ecosistema único.
la vida en el ártico
La región ártica, o más propiamente la zona habitable del Ártico se halla perfectamente definida a causa de las numerosas plantas y animales que le son característicos. La ausencia de especies vegetales y animales encontradas más al S la coloca en grupo aparte de otras zonas habitables; por ejemplo, los árboles dejan de existir precisamente al S de la zona habitable ártica. En las tundras de Eurasia y América del Norte, durante el breve pero caluroso verano, se produce un crecimiento exuberante de la vida vegetal con su correspondiente abundancia de insectos, pájaros y mamíferos. Al periodo continuo de luz, iniciado en verano y que facilita el rápido crecimiento de las plantas e indirectamente el de los animales, sigue el largo periodo invernal de obscuridad, en que no existe reproducción alguna de plantas ni animales. A pesar de que el número de organismos (plantas o animales) por kilómetro cuadrado puede ser tan grande como en las zonas próximas al Ecuador, existe sin embargo menos variedad. Esto es debido a que el número de hábitats es inferior aquí que en el S; así, en el Ártico, donde el suelo nunca puede deshelarse más de 35 cm de profundidad, escasea la fauna de madriguera y las raíces de plantas. Como quiera que los lagos y corrientes de agua dulce se hielan completamente, son raras las formas de vida acuática y donde no existen árboles no hay vida arbórea, lo contrario de lo que ocurre a medida que nos acercamos al Ecuador. Sin embargo, el mar, a pesar de estar cubierto de hielo en invierno, abunda en pequeños organismos a expensas de los cuales, directa o indirectamente, viven muchas clases de grandes animales. Ello es válido tanto para el hombre como la morsa, narval, oso polar, ballena, foca y, en verano, gran variedad de pájaros.