La Vulgata es una traducción de la Biblia al latín que se convirtió en la versión más utilizada durante la Edad Media.
Originalmente, el término se refería a la versión griega de los Setenta y luego a la ítala, pero finalmente se asoció con la obra de San Jerónimo, quien la revisó en el siglo IV.
A lo largo de los siglos, muchas Biblias católicas en lenguas vernáculas se basaron en esta traducción, destacando la versión de Douai-Reims como un referente importante.
la Vulgata y sus versiones
El nombre de Vulgata (divulgada, dada al público), aplicado en un principio a la versión griega de los Setenta y luego a la ítala o Itálica (Biblia latina anterior a la jeronimiana), sirvió finalmente para designar la versión latina de uso común en la Edad Media. Traducida o revisada principalmente por San Jerónimo (m. en el 420), contenía algunos libros de la anónima Itálica. Rogerio Bacón (m. en 1292), que aludió frecuentemente con la palabra Vulgata a la de los Setenta, fue el primero en emplearla en su sentido moderno.
Hasta época reciente casi todas las Biblias católicas en lengua vulgar eran traducciones de la Vulgata latina. En 1582, 1609 y 1610 apareció en tres volúmenes la versión inglesa de Douai-Reims. En 1582 se publicó en Reims. (Francia) el Nuevo Testamento y en 1610 en Douai (Flandes) el Antiguo en dos volúmenes. Sujeta a numerosas revisiones (llevadas a cabo en su mayoría por el obispo Richard Challoner 1691-1781), la Biblia de Douai fue hasta el siglo xx la única Biblia católica inglesa de uso común. Monseñor Ronald Knox, erudito de Oxford que abandonó la Iglesia Anglicana para abrazar el catolicismo, publicó una versión moderna independiente en tres volúmenes (1945-49), ampliamente reconocida por su calidad literaria, aunque criticada por ciertas inexactitudes. El Confraternity New Testament, revisión del Nuevo Testamento de Reims-Challoner (1941), del que se han editado millones de ejemplares, es probablemente el más leído por los católicos de habla inglesa.
Traducciones de textos originales. La encíclica de Pío XII Divino Afflante Spiritu (20 setiembre 1943) recalcó la importancia de traducir directamente los textos originales y no exclusivamente la Vulgata. A su conjuro surgieron innumerables traducciones en todas las lenguas de Europa.