Varios factores pueden influir en la cantidad de intolerancia que una persona experimenta hacia los componentes de la leche, como la genética, la edad, el origen étnico y la cantidad de lactosa consumida.
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Genética: La capacidad de producir lactasa (la enzima que descompone la lactosa) puede variar según la genética de cada individuo. Algunas personas tienen una mayor cantidad de lactasa y pueden tolerar mejor la lactosa, mientras que otras tienen una menor cantidad y son más propensas a la intolerancia.
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Edad: A medida que envejecemos, es común que la producción de lactasa disminuya, lo que puede llevar a una mayor intolerancia a la lactosa en la edad adulta.
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Origen étnico: Algunos grupos étnicos tienen una mayor prevalencia de intolerancia a la lactosa que otros. Por ejemplo, se estima que la mayoría de los asiáticos y afroamericanos son intolerantes a la lactosa en comparación con los caucásicos.
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Cantidad de lactosa consumida: La cantidad de lactosa que una persona consume en su dieta diaria también puede influir en la cantidad de intolerancia que experimenta. Algunas personas pueden tolerar pequeñas cantidades de lactosa sin problemas, mientras que otras pueden experimentar síntomas con cantidades más pequeñas.
Por ejemplo, una persona de origen asiático, de edad avanzada y con antecedentes familiares de intolerancia a la lactosa, es más probable que experimente síntomas de intolerancia a la leche que una persona joven de origen caucásico con una mayor producción de lactasa.
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