Poco antes de la II Guerra Mundial los fabricantes crearon un nuevo modelo de lanchas rápidas proyectado para combinar las ventajas de las canoas ligeras con las de las embarcaciones de mayor tamaño. Unen a su velocidad y belleza de líneas las comodidades propias de los cruceros. En la general aceptación que tiene este tipo de embarcaciones ha influido el considerable empleo que, durante la citada guerra, se hizo de lanchas torpederas, lanchas rápidas para rescate de aviadores y otras muchas clases de embarcaciones muy maniobreras. Sus tamaños van de 6 a 12 y más metros y suelen estar dotadas de uno o dos motores capaces de desarrollar, en algunos casos, de 58 a 64 km/h. Los modelos pequeños van equipados con literas para dos personas, cuarto de aseo y cocina. Los mayores reúnen las condiciones necesarias para acomodar, según su tamaño, de seis a ocho personas en largas travesías.