Las bacterias son microorganismos que pueden obtener energía y nutrientes de diversas formas.
Algunas son autosuficientes, utilizando la luz solar o sustancias inorgánicas, mientras que otras dependen de organismos vivos para su alimentación.
Las bacterias que se alimentan de materia orgánica pueden ser saprofitas, que viven de materia muerta, o parásitas, que habitan en un huésped.
Estas últimas, muchas veces patógenas, son responsables de diversas enfermedades en humanos y animales.
las bacterias en las enfermedades
Las bacterias pueden distinguirse partiendo de los medios que emplean para obtener energía y nutrición. Algunas son autosuficientes y capaces de obtener energía de la luz solar o de la oxidación de sustancias inorgánicas, así como de utilizar como alimento compuestos inorgánicos como sales, anhídrido carbónico y agua. Otras dependen de distintos organismos que les preparen sintéticamente su alimentación. Las bacterias que dependen de la materia orgánica pueden ser saprofitas o parásitas. Se denominan saprofitas las formas capaces de vivir a expensas de materia orgánica muerta. Parásitas son las que se desarrollan en los tejidos de un ser vivo llamado huésped. La mayoría de las bacterias parásitas son nocivas (causan enfermedades) y se denominan patógenas. Véase Parasitismo.
Tan pronto como se descubrió que ciertas infecciones animales y humanas eran producidas por bacterias dedicóse el mayor entusiasmo a determinar los agentes. causantes de otras Enfermedades contagiosas. Robert Koch demostró en 1880 que los cultivos puros de bacilos tuberculosos extraídos de personas tuberculosas e inyectados en conejillos de Indias sanos producían tuberculosis. Su siguiente paso consistió en realizar cultivos de bacilos tuberculosos extraídos de conejillos enfermos, demostrando con ello que tales microorganismos eran causa efectiva de la enfermedad. Su método de demostración implicaba las cuatro etapas siguientes, conocidas con el nombre de postulados de Koch: 1) hallar el organismo; 2) desarrollarlo en cultivo puro; 3) producir la enfermedad en un animal de prueba utilizando este cultivo puro; 4) recuperar los organismos del animal de prueba enfermo y desarrollarlos en cultivos puros. Este procedimiento se utiliza todavía en los laboratorios de diagnosis de enfermedades bacterianas.
Antes de conocerse el papel de las bacterias patógenas era costumbre realizar las operaciones quirúrgicas sin proteger las manos ni esterilizar los instrumentos. La mayoría de las heridas producían pus. y degeneraban en gangrena. Al demostrarse que las bacterias engendraban ciertas enfermedades infecciosas, Joseph Lister comprobó en 1867 que las heridas curaban sin sufrir infecciones cuando se esterilizaban las manos, los instrumentos, la piel y otros manantiales de bacterias. Tal fue el origen de la cirugía aséptica. Véase Antisépticos.
La larga búsqueda de drogas capaces de destruir o impedir el desarrollo de bacterias en el cuerpo provocó el descubrimiento de la arsfenamina (salvarsán), las sulfamidas, diamidinas, penicilina y otros Antibióticos. Estas drogas quimioterapéuticas son eficaces contra numerosas enfermedades bacterianas difíciles de controlar por otros medios. Entre las curables por la Quimioterapia se encuentra la pulmonía, la septicemia (envenenamiento de la sangre), la meningitis, la sífilis, la gonorrea y una diversidad de abscesos infecciosos como los de la forunculosis y la osteomielitis. Existen en la actualidad varios antibióticos muy eficaces contra las bacterias y esencialmente no tóxicos para el hombre. Hay también otros que, aunque nocivos si se ingieren, pueden utilizarse en aplicaciones locales. Los antibióticos adecuados para cada enfermedad se tratan en los artículos relativos a las diversas enfermedades.
El proceso de la enfermedad dependerá de varios factores: el lugar de penetración de las bacterias, su potencia de invasión, su ruta de diseminación y el grado de «toxicidad» o poder destructor de tejidos. Ello es cierto para las plantas lo mismo que para los animales.
Ejemplos de infección local bacteriana en las plantas son: la mancha angular de la hoja del algodón, y las manchas bacterianas en las alubias. Los tizones son infecciones que se extienden por los tejidos de los brotes, ramas y finalmente toda la planta. La podre, enfermedad de desarrollo más rápido, produce la muerte y descomposición de los tejidos. Sirva de ejemplo la podre blanda de las zanahorias. Las enfermedades vasculares o «marchitamientos» se deben al cierre de los vasos por bacterias de rápido desarrollo, como sucede en el cohombro. Para contrarrestar las enfermedades bacterianas de las plantas se buscará ante todo impedir la difusión de las bacterias. Ello implica medidas tales como la separación de las plantas infectadas, el tratamiento de las semillas con antisépticos, la eliminación de los insectos capaces de extender la infección y la esterilización de las herramientas empleadas en la poda.
Las bacterias se hallan también sujetas a enfermedades. Algunas sustancias, probablemente vivas, atacan las colonias o poblaciones de bacterias hasta fragmentarlas, esterilizarlas y disolverlas finalmente. Estas sustancias, hasta ahora sólo conocidas por su conducta característica en relación con las bacterias, se denominan bacteriófagas.