En el ámbito de la escritura y el lenguaje, una letra sencilla se refiere a aquellas letras del alfabeto que no tienen una forma duplicada o variantes.
Son las letras básicas que conforman el abecedario y no presentan modificaciones en su estructura.
Ejemplos de letras sencillas son la "A", la "B", la "C", la "D", entre otras.
Cualquiera de las letras que no se consideran como dobles.
En el contexto de la escritura y el lenguaje, una letra sencilla se refiere a aquellas letras del alfabeto que no tienen una forma duplicada o que no tienen variantes o modificaciones.
Algunos ejemplos de letras sencillas pueden ser la "A", la "B", la "C", la "D", entre otras.
Estas letras se caracterizan por tener una sola forma o representación gráfica, sin incluir ninguna agregado o variante.
En contraste, algunas letras tienen formas dobles o variantes que cambian según su posición o función en una palabra.
Por ejemplo, en el español las letras que se representaban con dos signos eran la «ch» o «ll», o también la unión dos como la ñ.
Con la publicación de la Ortografía de la lengua española de 2010, tanto la «ch» como «ll» dejaron de considerarse letras individuales, y el alfabeto español ya no las incluye más.
Esto no supone, de ninguna manera, que desaparezcan de la escritura: simplemente, dejan de contarse entre las letras del abecedario.