La ley caldaria se refiere a una norma que establecía un método antiguo para determinar la inocencia de una persona mediante la prueba del agua hirviendo.
Este procedimiento, que se utilizaba en contextos legales, implicaba sumergir la mano del acusado en agua caliente; si resultaba ileso, se consideraba inocente.
Esta práctica refleja las creencias y métodos de justicia de épocas pasadas, donde la prueba física era fundamental en los juicios.