Constituyen el segundo grupo de las pteridofitas con unas 900 especies actuales. Se encuentran restos fósiles de ellas en el Paleozoico. En el Carbonífero adquirieron un desarrollo enorme y alcanzaron tallas arborescentes como el lepidodendron y la sigillaria. Se caracterizan por su pequeño tamaño, comparadas con los helechos, y por crecer «pegadas» al suelo a la manera de los musgos, a los que recuerdan superficialmente; sin embargo, algunas formas puedes desarrollarse hasta el punto de ser colgantes. Las hojas son muy pequeñas y visten la porción inferior del tallo, cuyos ápices están ocupados por los órganos reproductores constituidos por los esporangios. Algunas de estas pteridofitas se cultivan en invernaderos como plantas ornamentales.