La palabra llorica se utiliza para describir a una persona que llora con frecuencia, a menudo por razones consideradas fútiles o insignificantes.
Este término puede tener una connotación negativa, sugiriendo que la persona es excesivamente sensible o que reacciona de manera desproporcionada ante situaciones cotidianas.
En algunos contextos, ser llamado llorica puede implicar una falta de fortaleza emocional o resiliencia.