La palabra lomba tiene su origen en la región de Cantabria, donde se utiliza para referirse a una loma, es decir, una elevación del terreno que suele ser suave y redondeada.
Este término refleja la conexión con el paisaje montañoso y las características geográficas de la zona.
Así, la lomba se convierte en un elemento significativo del entorno natural, destacando la riqueza del vocabulario regional.