El término lonjear proviene de un uso antiguo que se refiere a la acción de almacenar o guardar algo en un lugar específico.
Aunque hoy en día esta acepción está en desuso, su significado evoca la práctica de organizar y resguardar bienes, asegurando su conservación y disponibilidad.
A pesar de su rareza en el lenguaje contemporáneo, lonjear nos recuerda la importancia de la gestión de recursos en el pasado.