Los profetas son figuras clave en la tradición religiosa, cuyas voces se plasman en antologías de poemas y sermones que reflejan la espiritualidad de Israel y Judá.
Estas obras, recopiladas a lo largo de generaciones, incluyen textos de autores como Isaías, Oseas y Amos, que vivieron en el siglo VIII a.C.
El Antiguo Testamento alberga estas expresiones, preservando las enseñanzas más significativas de un periodo de intensa actividad profética.
representan antologías de poemas proféticos y sermones en prosa, que, al publicarse, se atribuyeron a los profetas de Israel y Judá. Siendo así que antes de hacerse estas antologías transcurrieron generaciones y a veces siglos, existen errores de atribución. Isaías, por ejemplo, contiene muchos poemas de épocas posteriores. Por otra parte, este largo proceso actuó a modo de filtro que sólo respetó las expresiones espirituales y religiosas más selectas. Oseas, Amos e Isaías pertenecen al siglo viii a. de J.C., en que el movimiento profético se encontraba en pleno auge. A la misma época pertenece aproximadamente Miqueas. A fines del siglo vii y principios del vi pertenecen Jeremías, Ezequiel, Daniel, Abdías, Nahum, Habacuc y Sofonías; el final del siglo vi está representado por Joel, Ageo y Zacarías. Malaquías parece ser de una época algo posterior y Jonás, el último de los escritos proféticos, quizá del siglo v a. de J.C.