Los lupercales eran festividades que los antiguos romanos celebraban en el mes de enero, dedicadas al dios Pan.
Estas fiestas, que se realizaban en un ambiente de alegría y desenfreno, tenían como objetivo rendir homenaje a esta deidad asociada con la naturaleza y la fertilidad.
A través de rituales y celebraciones, los romanos buscaban propiciar la abundancia y la protección en sus comunidades.