La palabra malentrada se refiere a un concepto legal que designa el derecho que debía abonarse al momento de ingresar en la cárcel.
Este término refleja una práctica histórica relacionada con el sistema penitenciario, donde los reclusos debían cumplir con ciertas obligaciones económicas al ser admitidos en un centro de detención.
Así, la malentrada se convierte en un símbolo de las condiciones que enfrentaban los prisioneros en su proceso de encarcelamiento.