El término mallar tiene raíces en el pasado, donde se usaba para referirse a armar a una persona con una cota de malla, una forma de protección en la antigüedad.
Aunque esta acepción es anticuada y poco utilizada hoy en día, el verbo también se emplea en contextos más modernos para describir el acto de hacer malla o el proceso de enmallarse, que implica formar una red o estructura similar a una malla.