La mandíbula de Heidelberg es considerada el fósil humano más antiguo de Europa, hallada en un depósito arenoso cerca de la ciudad alemana de Heidelberg.
Este descubrimiento, realizado en 1907, reveló una mandíbula humana primitiva, rodeada de huesos de animales que datan de épocas interglaciares.
Su estructura robusta recuerda a la de un gibón gigante, pero sus dientes son claramente humanos, lo que la convierte en un importante hallazgo para la paleontología.
mandíbula de heidelberg
Probablemente el fósil humano más antiguo de Europa sea la mandíbula de Heidelberg. Cerca de esta ciudad alemana se encuentra un gran depósito arenoso formado por capas alternas de arena, guijarros y arcilla. Mientras se explotaban estos depósitos con fines comerciales se descubrió que las corrientes portadoras de la arena habían arrastrado consigo huesos de muchos animales. Estos huesos llamaron la atención de los hombres de ciencia de la Universidad y durante muchos años se hicieron profundos estudios sobre tales materiales. Finalmente, en 1907, a unos 25 m de profundidad se descubrió entre la arena una mandíbula humana muy primitiva. Junto a la misma aparecieron fósiles de osamentas animales que indicaban que aquel depósito pertenecía a la segunda o posiblemente a la primera época interglacial.
La mandíbula era de extraordinaria robustez y en muchos aspectos se parece a la de un gibón gigante, pero los dientes están alineados y son humanos a ciencia cierta, con cavidades sumamente grandes, como las que más tarde caracterizarían al hombre de Neandertal. No han aparecido en este depósito otras partes del cráneo y del cuerpo, pero el principal valor del descubrimiento estriba en el hecho de que el hombre había aparecido en Europa en la primera fase del periodo glacial.