El término mitrar se refiere, en un contexto familiar y coloquial, a la acción de obtener un obispado.
Este verbo proviene de la palabra "mitra", que es el sombrero distintivo que usan los obispos.
Así, mitrar implica no solo alcanzar una posición de autoridad dentro de la iglesia, sino también el reconocimiento y la responsabilidad que conlleva dicho cargo.
La expresión refleja la búsqueda de poder y prestigio en el ámbito religioso.