El monofisismo es una corriente teológica surgida en los primeros siglos del cristianismo, en el siglo V, que difiere de la doctrina del Concilio de Calcedonia.
Esta herejía defiende la existencia de una sola naturaleza en Jesucristo, en contraposición a la creencia en dos naturalezas, divina y humana, unidas en una sola persona sin confusión ni división.
El monofisismo sostiene la creencia en la existencia de una única naturaleza (fisis) en la persona de Jesucristo, contraponiéndose así a la doctrina definida por el Concilio de Calcedonia (451 d.C.), que estableció que Cristo posee dos naturalezas, divina y humana, unidas en una sola persona sin mezcla ni división.
El monofisismo se desarrolló principalmente a partir de las enseñanzas de Eutiques, un monje y archimandrita en Constantinopla, quien afirmaba que, tras la encarnación, la naturaleza humana de Cristo fue absorbida por su naturaleza divina, resultando en una única naturaleza divina.
Esta posición fue condenada como herética por el Concilio de Calcedonia, dando lugar a una profunda división dentro del cristianismo.
A pesar de la condena oficial, el monofisismo encontró seguidores en diversas regiones del Imperio Bizantino, especialmente en Egipto y Siria, donde dio origen a iglesias nacionales que persisten hasta hoy, como la Iglesia Copta en Egipto y la Iglesia Siria Ortodoxa.
Estas comunidades, aunque a menudo etiquetadas como "monofisitas" por otras tradiciones cristianas, prefieren describir su cristología como miafisitismo, término que busca enfatizar la unión indisoluble de las dos naturalezas de Cristo en una sola sin negar la realidad plena de ambas.
El monofisismo ha sido objeto de numerosos debates teológicos y controversias eclesiásticas a lo largo de la historia del cristianismo.
Aunque rechazado por la Iglesia Católica Romana y las Iglesias Ortodoxas Orientales calcedonianas, sus ideas han contribuido al desarrollo del pensamiento cristiano y han llevado a esfuerzos ecuménicos para comprender mejor las diferencias teológicas y buscar puntos de acuerdo.
Origen etimológico de monofisismo: proviene de la palabra griega μονος (que significa "uno") y φυσις, physis, (naturaleza)