El término monte blanco se refiere a un terreno que ha sido descuajado, es decir, despojado de su vegetación original, y que se destina a la repoblación forestal.
Este proceso busca restaurar el ecosistema, promoviendo el crecimiento de nuevas plantas y árboles.
La repoblación es fundamental para la conservación del medio ambiente, ya que ayuda a recuperar la biodiversidad y a combatir la erosión del suelo.