Una muralla es un muro robusto y alto que rodea una plaza fuerte para resguardarla.
Más allá de su función defensiva, representa el poder y la autoridad de una civilización o entidad política sobre un territorio.
A lo largo de la historia, las murallas han sido elementos arquitectónicos distintivos de ciudades, castillos y fortalezas, marcando no solo los límites físicos, sino también los culturales y administrativos de una comunidad.
f. Muro muy grueso y elevado que rodea una plaza fuerte para protegerla.
Una muralla, en su concepción más amplia, no solo cumple con la función de proteger un espacio determinado contra invasiones o ataques externos, sino que también simboliza el poder y la soberanía de una civilización o entidad política sobre un territorio.
Históricamente, las murallas han sido elementos arquitectónicos característicos de ciudades, castillos, fortalezas y otros asentamientos estratégicos, delineando no solo los límites físicos sino también los culturales y administrativos de una comunidad.
Desde el punto de vista constructivo, las murallas se han erigido utilizando diversos materiales, incluyendo piedra, ladrillo, madera y, en tiempos más modernos, hormigón.
Su diseño y grosor variaban según las necesidades defensivas y tecnológicas de la época, incorporando torres de vigilancia, baluartes, fosos y otras estructuras complementarias que aumentaban su capacidad para repeler asaltos.
Con el paso del tiempo y el avance de la tecnología militar, especialmente con la introducción de la artillería pesada, las murallas tradicionales perdieron parte de su eficacia defensiva.
Sin embargo, muchas de ellas aún se mantienen en pie, ya sea como ruinas históricas o como monumentos bien conservados que atraen a turistas de todo el mundo.