El término nabí proviene del árabe y se refiere a un profeta, una figura central en diversas tradiciones religiosas.
En este contexto, un nabí es alguien que recibe mensajes divinos y los transmite a su comunidad, guiando a las personas en su fe y prácticas espirituales.
Su papel es fundamental en la enseñanza de valores y principios morales, actuando como intermediario entre lo sagrado y lo humano.