La nave de San Pedro se refiere, en un contexto figurado, a la iglesia católica y su comunidad de fieles.
Este término evoca la idea de una barca que guía a los creyentes a través de las aguas de la vida espiritual, simbolizando la protección y el liderazgo del Papa, considerado el sucesor de San Pedro.
Así, la nave se convierte en un símbolo de unidad y fe dentro del cristianismo.