El término obispo electo se refiere a una persona que ha recibido el nombramiento para ocupar el cargo de obispo, pero que aún no ha sido consagrado ni confirmado en su función.
Este estado intermedio es crucial en la jerarquía eclesiástica, ya que marca el proceso de preparación antes de asumir plenamente las responsabilidades y deberes asociados a este importante rol dentro de la iglesia.