Las ondas planetarias son grandes movimientos de aire que ocurren en la atmósfera durante periodos específicos, como días o semanas.
Estas ondas siguen trayectorias ondulantes que se desvían hacia el norte, afectando la circulación de las masas de aire y la distribución de presiones y vientos en la superficie terrestre.
Su influencia es notable en la formación de sistemas circulatorios, que se ven moldeados por factores como cordilleras y líneas costeras.
Los grandes movimientos de aire durante un periodo determinado: un mes, una semana, un día, nunca son sencillos, ya que el movimiento superior de O a E sigue generalmente una trayectoria ondulante que se desvía gradualmente hacia el N, desde los subtrópicos al Círculo Ártico, regresando luego para producir ondas horizontales que pueden tener 6400 km de cresta a cresta. La máxima fuerza de estas ondas tiene lugar en la manga de aire, centro a veces de la onda planetaria.
Las ondas planetarias dirigen en gran medida la corriente de las Masas de aire sobre la Tierra, alterando así la distribución de presiones y vientos en la superficie. Dado que las ondas de los oestes superiores siguen direcciones preferidas, determinadas por las cordilleras y líneas costeras, dan lugar a movimientos de masas de aire característicos, de manera que los grandes sistemas circulatorios, tanto en la atmósfera superior como en la superficie de la Tierra, presentan formas más o menos características en determinadas estaciones. En invierno, los continentes son asiento de Anticiclones o sistemas de vientos en espiral hacia afuera que soplan en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio N y tienden a invertir su circulación en verano. Los océanos subtropicales son, asimismo, asiento de grandes anticiclones como el tan conocido de las Bermudas.