El ónix, o también llamado ónice, es una variedad de ágata que pertenece a la familia del cuarzo.
Se distingue por sus bandas de colores contrastantes, principalmente en negro y blanco, aunque también puede presentar tonalidades como marrones, rojas o verdes.
Este mineral se utiliza comúnmente en la creación de camafeos y otras piezas ornamentales debido a su atractiva veteado y belleza natural.
El ónix, también conocido como ónice, es una variedad de ágata, un mineral de la familia del cuarzo.
Se caracteriza por presentar bandas de colores claros y oscuros, generalmente en tonalidades de negro y blanco, aunque puede incluir otras variaciones de color como marrones, rojos o verdes.
Estas bandas son paralelas y proporcionan al ónix su aspecto distintivo y elegante, lo que lo convierte en un material muy valorado en la joyería y la artesanía.
Desde tiempos antiguos, el ónix ha sido utilizado para la creación de objetos ornamentales y artísticos, destacando su uso en camafeos debido a su capacidad para mostrar detalles finos y precisos al ser tallado.
Los camafeos son pequeñas obras de arte esculpidas en relieve que suelen representar retratos o escenas mitológicas, aprovechando las capas naturales del ónix para crear contrastes visuales.
El ónix ha sido atribuido con diversas propiedades simbólicas y esotéricas a lo largo de la historia.
En algunas culturas se le considera una piedra que ofrece protección contra energías negativas y se cree que tiene la capacidad de brindar fortaleza y apoyo en momentos difíciles, promoviendo el vigor, la firmeza y la perseverancia.
En el ámbito de la geología, el ónix se forma a partir de gotas de sílice en cavidades de rocas volcánicas o sedimentarias.
Este proceso puede tardar millones de años, durante los cuales las capas de sílice se depositan gradualmente, creando las bandas características del ónix.