El término opreso y su forma femenina opresa provienen del participio irregular del verbo oprimir, que significa ejercer presión sobre algo.
Esta acción puede referirse tanto a la fuerza física aplicada a un objeto como a la coacción o el dominio sobre personas, limitando su libertad o bienestar.
Así, estas palabras evocan una sensación de agobio y subyugación, reflejando situaciones de injusticia y desigualdad.