La palabra oseta tiene un origen germánico y se refiere a lo que está relacionado con la rufianesca, un término que evoca comportamientos o actitudes poco honorables.
Además, en el contexto de la expresión echar de la oseta, se utiliza para describir el acto de hablar de manera fuerte y desinhibida, a menudo con un tono de juramento y perjuración.
Estas acepciones reflejan una conexión con la rudeza y la falta de moderación en el lenguaje.