El término País Agresor se refiere a una nación que opta por la acción bélica para resolver sus conflictos, en lugar de someterse a un arbitraje internacional.
Esta definición se basa en el protocolo de Ginebra de 1924 y se ha consolidado a través de diversos acuerdos internacionales, como el Pacto Kellogg-Briand.
Este último condena el uso de la guerra como medio para dirimir diferencias, promoviendo la paz y la resolución pacífica de controversias.
Según el protocolo de Ginebra (1924), país que, renunciando a someter sus diferencias con otro al arbitraje de un organismo internacional o rehusando aceptar el veredicto de éste, recurre a la acción bélica como medio de dirimir tales diferencias. El concepto, en virtud de una serie de instrumentos internacionales que se inician con la Convención de Ginebra (1864), los acuerdos adoptados en la primera y segunda Conferencias de Paz de La Haya (1899 y 1907) y el Pacto Kellog-Briand (Pacto de París) de 27 de agosto de 1928 y a consecuencia de la evolución sufrida por el pensamiento internacional, ha venido a formar materia del Derecho internacional público. Los signatarios del Pacto Kellogg-Briand, a tenor de los artículos I y II, «condenan en nombre de sus respectivos pueblos el recurso a la guerra para la solución de las controversias internacionales y lo rechazan como instrumento de política nacional en sus relaciones mutuas... Acuerdan que nunca buscarán si no es por medios pacíficos el arreglo o solución de todas las disputas o conflictos de cualquier naturaleza u origen que puedan surgir entre ellos». En consecuencia, cualquier signatario de dicho pacto que declare la guerra a otro signatario será considerado agresor porque viola los términos y el espíritu del pacto. Considerando que este principio queda implícito en el Derecho internacional público, atribuyen muchos tratadistas la condición de agresor a cualquier país, sea o no firmante del pacto, que viole tal principio.
La violación por Alemania del pacto y del Derecho internacional público fue la base legal en que apoyaron los aliados su acusación de criminales de guerra en el juicio de Nuremberg. Este cambio de opinión en el pensamiento internacional creó un clima propicio a la condena de las Potencias del Eje. En junio de 1950 las Naciones Unidas emprendieron una acción militar defensiva para ayudar a Corea del Sur contra las fuerzas invasoras comunistas de Corea del Norte. A raíz de este episodio la ONU inició estudios encaminados a formular una definición de la agresión. Véase Haya, Conferencias de la; Corea; Naciones Unidas; Guerra Mundial.
