adj. Se dice de ciertos terrenos propios de las regiones húmedas, en los que se aprecia la ausencia de zonas de carbonatos y en cambio aparecen aluminio y hierro.
En estos terrenos, se caracteriza por la ausencia de zonas de carbonatos y, en su lugar, se aprecia la presencia de aluminio y hierro.
Es importante destacar que este término se utiliza principalmente en el ámbito de la geología y la pedología para clasificar y describir las características de los suelos.
Además de la ausencia de zonas de carbonatos y la presencia de aluminio y hierro, los suelos pedalférricos también se caracterizan por su coloración rojiza o amarillenta, que se debe a la presencia de óxidos de hierro. Estos suelos suelen tener una textura arcillosa y son generalmente muy fértiles y aptos para la agricultura.
La formación de los suelos pedalférricos está relacionada con el clima y la geología de la región. Por lo general, se encuentran en áreas húmedas o subtropicales, donde las altas precipitaciones y la actividad biológica contribuyen a la lixiviación de los carbonatos y al enriquecimiento de los suelos con aluminio y hierro.
Además, la presencia de aluminio y hierro en los suelos pedalférricos puede tener consecuencias tanto positivas como negativas. Por un lado, estos elementos contribuyen a la retención de nutrientes, lo que favorece el crecimiento de las plantas. Por otro lado, en ciertas condiciones, pueden ser tóxicos para algunas especies vegetales, limitando el aprovechamiento agrícola de estos suelos.