La producción de carbón ha sido históricamente una de las industrias más peligrosas, debido a los riesgos asociados con el trabajo subterráneo.
Aunque se han implementado medidas de seguridad que han mejorado las condiciones laborales, los peligros persisten.
Los principales riesgos incluyen el sostenimiento de los estratos rocosos, los accidentes durante el transporte de la hulla y el manejo de explosivos, que en el pasado causaron tragedias significativas.
peligros y medidas de seguridad en la producción de carbón
El laboreo del carbón estuvo en otro tiempo considerado como una de las industrias más peligrosas. El desarrollo y la aplicación de procedimientos de seguridad adecuados han mejorado grandemente las condiciones laborales, si bien la industria sigue ofreciendo riesgos propios. Debido a que la mayor parte del carbón se extrae bajo tierra, el problema más importante de seguridad en la minería moderna radica en el sostenimiento de los estratos rocosos superficiales, mientras se realiza la labor de extracción. El segundo problema se refiere a los accidentes de trabajo y a los daños ocasionados a la maquinaria durante el transporte de la hulla desde el yacimiento hasta la instalación manipuladora principal. El tercero afecta al manejo de explosivos. En los primeros años de la industria minera, las explosiones catastróficas ocupaban con frecuencia las primeras planas de los periódicos, responsables como eran de numerosos accidentes mortales.
Antiguamente, la principal causa de las explosiones era la inflamación del gas metano acumulado en las zonas carentes de ventilación o mal ventiladas. El polvo de carbón se encargaba a menudo de propagar las explosiones. La fenomenal disminución de explosiones se debe al progreso técnico en el uso de sistemas de ventilación que establecen una corriente constante de aire puro a todas las aberturas subterráneas hasta diluir la concentración de metano por debajo de su punto de explosión del 5 %. Algunas minas expulsan hasta 700000 m3 de metano cada 24 h, pero la cantidad de aire que diluye el gas es tan grande que rara vez contiene más del 0,4 o 0,5 % de metano. En una mina corriente se hacen circular unas 6 t de aire por cada tonelada de carbón producido. El peligro provocado por el polvo fino de carbón se ha reducido mediante la aplicación de piedra caliza pulverizada a las superficies subterráneas expuestas. El polvo inerte de la caliza diluye el polvo del carbón y lo hace inexplosivo.
Una vez eliminadas prácticamente las explosiones, la mayor parte de los accidentes se deben al desprendimiento de la roca que compone el techo. Las capas de sobrecarga pueden ser uniformes en amplias zonas y variar súbitamente de estructura. Semejante falta de uniformidad complica el problema de sustentación de las zonas minadas. El techo que cubre una capa de carbón está compuesto comúnmente de esquistos arcillosos, cuya estructura varia desde una capa delgada hasta una fuerte capa semimaciza. El minero debe ser protegido especialmente contra el desprendimiento de dichos esquistos, protección que se obtiene en parte por la remoción de pilares y laboreo en retroceso desde los límites extremos de la mina, en forma que solamente requieran sustentación los pasos y las aberturas estrechos. Los techos de estas zonas limitadas pueden muchas veces ser sostenidos con seguridad por medio de la técnica del empernado que, al ligar los estratos de esquistos arcillosos, forma un techo resistente. Los pernos de acero son de longitud variable, desde 60 cm hasta unos 3 m y se anclan en los lugares del techo que se suponen menos afectados por los esfuerzos derivados del laboreo. La utilización de pernos hace innecesaria en gran parte la de los puntales antiguamente usados, con lo que se consiguen indudables ventajas, pues sin su obstáculo el equipo móvil se mueve con más rapidez, las máquinas cargadoras trabajan sin interferencia, se pueden a veces ampliar las aberturas de la mina,-se mejora la ventilación al oponerse menos resistencia al paso del aire y el transporte en la mina funciona con menos exigencias. El método primitivo de sustentación del techo, es decir, el uso de pilares, se practica en muchas minas antiguas. Los pilares pueden ser de madera tratada con una sustancia preservadora, tal como la creosota, o pueden ser pilares de carbón. Tal sistema impide, sin embargo, el aprovechamiento total de la hulla.
Los métodos modernos de transporte, principalmente las cintas transportadoras, han reducido los accidentes por él provocados. Donde todavía se usa el transporte ferroviario, el empleo de equipo moderno consistente en potentes locomotoras y vagonetas para el acarreo de la hulla, vagones de acero que llevan a los mineros al lugar del trabajo y radioteléfonos, conduce a la reducción de accidentes. La iluminación móvil en las minas de carbón ha pasado de las velas y lámparas de carburo de llama abierta a eficaces lámparas eléctricas de empleo .universal acopladas a las vagonetas. Los pasadizos se alumbran por medio de lámparas incandescentes.
La ley exige ahora el ejercicio de una inspección constante para localizar los puntos peligrosos e ingeniosos detectores de gas se hallan en vigilancia permanente. En ciertos sitios solamente se pueden utilizar explosivos específicos (v. Explosivo, Explosivos de seguridad). Todos los mineros deben llevar cascos resistentes y lámparas eléctricas adosadas a los mismos; en ciertas minas se exige también el uso de zapatos de seguridad con puntas de acero y anteojos irrompibles.
Las empresas enseñan constantemente métodos de seguridad y se conceden premios a los mineros cuyo historial esté más limpio de accidentes. Como resultado de todas estas medidas, ya en la sexta década del siglo xx el trabajo del minero del carbón era dos veces más seguro, sobre la base de hombre-hora, que diez años antes; cinco veces más seguro, en términos de tonelaje beneficiado, que 40 años antes.
