Pericardosis es un término médico que se refiere a una condición patológica caracterizada por la infección del pericardio, la membrana delgada y fibrosa que envuelve el corazón.
Esta afección puede ser causada por diversos agentes patógenos, incluyendo bacterias, virus, hongos y parásitos.
La pericardosis puede manifestarse en diversas formas clínicas, dependiendo de la severidad y el tipo de infección, pudiendo ir desde una inflamación leve hasta condiciones más graves como el derrame pericárdico o la pericarditis constrictiva.
El diagnóstico de la pericardosis se realiza mediante la evaluación clínica del paciente, apoyada por estudios de imagen como ecocardiogramas, resonancias magnéticas o tomografías computarizadas, que permiten observar el estado del pericardio y la presencia de líquido o inflamación alrededor del corazón.
Además, pueden realizarse análisis de sangre para identificar marcadores de infección y, en algunos casos, se requiere la realización de una pericardiocentesis para obtener muestras del líquido pericárdico y determinar el agente causante de la infección.
El tratamiento de la pericardosis varía según la causa subyacente y la gravedad de la infección. Puede incluir desde el uso de medicamentos antiinflamatorios y antibióticos hasta intervenciones quirúrgicas en casos más severos donde se busca drenar el exceso de líquido del pericardio o liberar al corazón de restricciones causadas por tejido cicatricial.