Una perorata es un discurso extenso y pesado que puede provocar aburrimiento en quienes lo escuchan o leen.
Se caracteriza por su longitud y falta de concisión, pudiendo presentarse en diferentes situaciones como reuniones, conferencias o conversaciones cotidianas.
En este tipo de discurso, el emisor tiende a extenderse más de lo necesario sobre un tema, sin llegar a un punto claro o repitiendo ideas previamente expresadas.
La perorata se caracteriza por su extensión y la sensación de tedio que suele generar en los oyentes o lectores.
Este tipo de discurso puede darse en diversos contextos, como reuniones, conferencias, conversaciones cotidianas o incluso en textos escritos, donde el emisor se extiende más de lo necesario sobre un tema, a menudo sin llegar a un punto concreto o repitiendo ideas ya expresadas.
Aunque la intención del hablante no siempre es abrumar o aburrir a su audiencia, la perorata tiende a ser percibida como una falta de concisión y claridad.
En algunos casos, puede ser resultado de una preparación insuficiente, donde el orador recurre a la extensión para compensar la falta de profundidad o relevancia en su mensaje. En otros, simplemente refleja una dificultad para sintetizar pensamientos o una tendencia a divagar.
Ejemplos de uso: "Durante la reunión, el jefe comenzó una perorata sobre la importancia de la puntualidad que pareció durar horas".
"Mi abuelo es famoso por sus peroratas en las comidas familiares, donde aprovecha para contar historias del pasado".
"La conferencia se convirtió en una perorata interminable sobre estadísticas obsoletas, dejando poco espacio para el debate".
"El artículo pretendía ser informativo, pero terminó siendo una perorata que apenas mantenía el interés del lector".
"A pesar de su conocimiento sobre el tema, el profesor a menudo cae en la perorata, perdiendo la atención de sus estudiantes".
"En la cena, intenté cambiar de tema para evitar la perorata política de mi tío, pero fue en vano".
Origen etimológico de perorata: proviene de perorar y con el sufijo -ato.