El término piltro tiene sus raíces en el idioma germánico y se utiliza en dos contextos principales.
En primer lugar, se refiere a un aposento, un espacio o habitación, que puede evocar la idea de un lugar de descanso o refugio.
En segundo lugar, se asocia con el concepto de un mozo que sirve a un rufián, es decir, un asistente o ayudante en un entorno más oscuro y relacionado con la vida marginal.
Estas acepciones reflejan la versatilidad y el trasfondo cultural de la palabra.