La pulidez se refiere a la calidad de estar pulido, es decir, a la suavidad y brillo que presenta una superficie tras haber sido tratada adecuadamente.
Este término se utiliza para describir objetos que han sido lijados o abrillantados, lo que les otorga un aspecto más estético y refinado.
La pulidez no solo se relaciona con la apariencia, sino también con la sensación al tacto, reflejando un cuidado en el acabado.