El punto de ebullición es la temperatura a la cual una sustancia pasa del estado líquido al estado gaseoso.
En el caso del agua, por ejemplo, su punto de ebullición es de 100 grados Celsius al nivel del mar. Sin embargo, este punto puede variar dependiendo de la presión atmosférica.
Por ejemplo, en altitudes elevadas, donde la presión atmosférica es menor, el punto de ebullición del agua también disminuye. El punto de ebullición es una propiedad característica de cada sustancia y puede utilizarse para identificarla o purificarla a través de la destilación.
Detalles técnicos del punto de ebullición
El punto de ebullición es la temperatura a la cual la tensión o presión del vapor saturante de un líquido se hace igual a la presión de la atmósfera que gravita sobre su superficie.
Cuando un líquido hierve, la evaporación tiene lugar no sólo en su superficie, sino también en el interior de su masa, con formación de burbujas de vapor que van dilatándose conforme ascienden hacia la superficie de donde escapan al exterior (v. Evaporación, Presión de vapor y Ebullición).
En medidas de precisión, se toma como punto de ebullición la temperatura del vapor saturado inmediatamente encima de la superficie del líquido hirviente. Si la presión exterior aumenta, la ebullición no sobreviene hasta que la tensión de vapor del líquido alcanza un nuevo nivel, lo que se consigue elevando su temperatura.
Por lo tanto, el punto de ebullición de un líquido se eleva o desciende según que la presión externa aumente o se reduzca. El punto de ebullición normal es la temperatura a la cual el líquido hierve bajo la presión atmosférica normal, es decir, la de 760 mm de columna de mercurio.
A la presión atmosférica normal, el punto de ebullición del agua es de 100°C; a la de 6,12 atm, sube hasta los 160 °C, mientras que a 0,072 atm, desciende a 40 °C. (Si medimos la presión en kg/cm2 tenemos que a 1 kg/cm2 de presión la temperatura es de 99,1°C, a 6 kg/cm2, de 158,1 °C y a 0,01 de 6,7°C.)
Una vez que la ebullición se ha iniciado, la temperatura permanece constante todo el tiempo que aquélla se mantenga; un aumento en la cantidad de calor suministrada no tiene efecto sobre la temperatura del líquido y sí exclusivamente sobre la velocidad de evaporación que, como es natural, aumenta.
El punto de ebullición constante es una propiedad característica de los líquidos puros. A continuación se dan los puntos de ebullición normales de algunas sustancias.
Como a grandes altitudes el agua hierve a temperaturas más bajas —a unos 90 °C a los 3000 m— la cocción de los alimentos requiere más tiempo.
Las ollas a presión, en las que el vapor encerrado eleva la presión y por lo tanto la temperatura de ebullición, se usan incluso en localidades poco elevadas para cocer y poner en conserva rápidamente los alimentos.
Las presiones reducidas se emplean con objeto de rebajar el punto de ebullición en el tratamiento de sustancias que se descompondrían a temperaturas más elevadas y evitar su carbonización en procesos como la concentración de los jarabes de azúcar en los tachos.
Cuando un sólido o una sustancia, no volátil se disuelve en un líquido, el punto de ebullición de la solución es más alto que el del líquido puro o disolvente.
La elevación del punto de ebullición de las soluciones diluidas es proporcional a la concentración de las moléculas de la sustancia disuelta, a menos que éstas se disocien para formar iones, caso en que la elevación es proporcional a la concentración de moléculas e iones.
Como el peso molecular de una sustancia disuelta es inversamente proporcional a la elevación del punto de ebullición, la medida de ésta permite determinar los pesos moleculares de las sustancias.