La palabra rabuja se utiliza en Cuba para referirse a un montón de boniatos que están en mal estado y que se destinan a la alimentación de los cerdos.
Este término refleja una práctica agrícola y ganadera, donde los productos que no son aptos para el consumo humano se aprovechan para alimentar a los animales, contribuyendo así a la sostenibilidad en el manejo de los recursos.