m. Utensilio de cocina que sirve para desmenuzar el pan, queso, frutas, verduras, etc.
Consta principalmente de una chapa metálica, curva, con un mango en un extremo y llena de agujeritos de borde saliente. Estos agujeros permiten que el alimento se friccione contra ellos mientras se pasa el alimento hacia abajo a lo largo del rallador.
El borde de la chapa metálica puede ser áspero o afilado, dependiendo del tipo de rallador y del grado de finura que se desee obtener al rallar los alimentos.
Algunos ralladores también pueden tener diferentes tamaños de agujeros en su superficie, permitiendo obtener ralladuras más gruesas o más finas según se desee.
Ejemplos de uso: "Necesito un rallador para desmenuzar el pan y hacer pan rallado".
"Utilicé el rallador para rallar queso parmesano sobre la pasta".
"Mi abuela utiliza un rallador de metal para rallar manzanas y hacer un delicioso pastel de manzana".
"Compré un rallador con varios tamaños de agujeros para obtener ralladuras más gruesas o más finas".
"La receta pide ralladura de limón, así que usaré un rallador para obtenerla".
"No encuentro el rallador, ¿alguien lo ha visto?"
"Mi mamá utiliza un rallador con el borde afilado para obtener ralladuras muy finas de zanahoria".
Etimología u origen de la palabra rallador: (De rallar.)
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Preguntas de los visitantes
Describir de manera poética un rallador
Nombre: Manuel - Fecha: 14/08/2023
¡Hola! Me encantaría saber si podrían proporcionarme una descripción poética de un rallador. Me encanta descubrir nuevas formas de apreciar objetos tan cotidianos. ¡Gracias!
Respuesta
El rallador, fiel compañero de la cocina,
con su forma curva y brillante,
una chapa metálica, llena de agujeritos,
listos para desmenuzar el pan y el queso.
Sus bordes salientes, afilados y precisos,
dibujan un sendero de texturas y aromas,
donde el queso se desliza y se deshace,
como el sueño de una noche estrellada.
Sus agujeritos, diminutas estrellas plateadas,
se convierten en puentes de sabor y textura,
donde el pan se convierte en migajas doradas,
que enriquecen nuestros platos con su esencia.
El rallador, un poeta en la cocina,
nos regala la magia de sus manos metálicas,
transformando ingredientes en poesía culinaria,
y dejando en nuestras papilas un sabor celestial.
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