El término regalero se refiere a un empleado que desempeñaba la función de llevar frutas o flores a la corte real, especialmente al rey.
Este rol era importante en el contexto de la monarquía, donde la presentación de estos obsequios simbolizaba no solo el cuidado por el bienestar del soberano, sino también el aprecio por la belleza y la naturaleza.
Así, el regalero se convertía en un vínculo entre la naturaleza y la realeza.