El término repulso proviene del participio irregular de repeler, que significa arrojar o echar de sí algo con fuerza.
Aunque su uso es considerado anticuado y en desuso, se relaciona con la idea de rechazar o apartar algo de manera violenta.
Por su parte, repulsa se refiere a la acción de sentir aversión o rechazo hacia algo, reflejando una respuesta emocional intensa ante situaciones o personas indeseadas.