El término rosar tiene varias acepciones, una de las más destacadas se encuentra en el uso regional de Asturias y Rioja, donde se refiere a la acción de rociar o a la caída del rocío.
Esta palabra evoca la frescura de la mañana y la delicadeza del agua que se deposita sobre las superficies, creando un ambiente de renovación y vida.
Así, "rosar" se convierte en un término que conecta con la naturaleza y sus ciclos.