El término sacrificador se refiere a aquel que realiza un sacrificio, es decir, que ofrece algo valioso o importante, ya sea en un contexto religioso, simbólico o personal.
Por su parte, sacrificadora es la forma femenina de este adjetivo, designando a una mujer que lleva a cabo esta acción.
Ambos términos destacan la capacidad de renunciar a algo por un propósito mayor o por el bienestar de otros, reflejando un profundo sentido de entrega y compromiso.