El término sacristán de amén se utiliza de manera figurada y familiar para describir a una persona que sigue de forma ciega y incondicional las decisiones o opiniones de otra.
Este concepto evoca la imagen de alguien que, como un sacristán, se dedica a servir y apoyar sin cuestionar, reflejando una lealtad absoluta.
Su uso resalta la falta de autonomía en el pensamiento y la acción de quien asume este rol.