La salubridad se refiere a la calidad de ser salubre, es decir, a las condiciones que favorecen la salud y el bienestar de las personas.
Este término es fundamental en el ámbito de la salud pública, ya que implica la evaluación de factores como el aire, el agua y el entorno en general.
Una buena salubridad contribuye a prevenir enfermedades y a promover un estilo de vida saludable, siendo esencial para el desarrollo de comunidades sanas.