La sentencia firme es un fallo judicial que ha alcanzado su definitividad, lo que significa que no puede ser apelado ni modificado por instancias superiores.
Esto ocurre porque ha sido confirmada, no es susceptible de apelación o ha sido aceptada por las partes involucradas.
Su carácter de firmeza la convierte en una resolución que tiene plena validez y puede ser ejecutada, cerrando así el proceso judicial correspondiente.