Una seta es un tipo de hongo que se distingue por su sombrerillo que sobresale del suelo o de la materia orgánica en descomposición donde se desarrolla.
Estos hongos basidiomicetos tienen una estructura conformada por un pie y un sombrero, el cual puede variar en forma, color y tamaño.
En la parte inferior del sombrero se encuentran las láminas o poros donde se generan las esporas, completando así su ciclo reproductivo.
Seta se utiliza comúnmente para referirse a una amplia variedad de hongos basidiomicetos, caracterizados por tener un cuerpo fructífero que emerge del suelo o de la materia orgánica en descomposición sobre la que crecen.
La parte visible de estos hongos se compone principalmente de un pie y un sombrero, este último puede presentar diferentes formas, colores y tamaños, y en su parte inferior suele albergar las láminas o poros donde se producen las esporas.
Las setas pueden encontrarse en casi todos los hábitats terrestres, desde bosques y selvas hasta praderas y jardines urbanos. Su aparición está estrechamente ligada a las condiciones ambientales, siendo más frecuentes en épocas de humedad y temperaturas moderadas.
Aunque muchas setas son comestibles y apreciadas por su valor gastronómico, existen especies venenosas cuya ingestión puede resultar peligrosa e incluso mortal. Por ello, la recolección de setas silvestres debe realizarse con conocimiento o bajo la supervisión de expertos micólogos.
Además de su importancia culinaria, algunas setas tienen usos medicinales, aprovechando sus propiedades antibióticas, antioxidantes y otras beneficiosas para la salud. En diversas culturas, ciertas especies también han sido utilizadas con fines rituales o espirituales debido a sus efectos psicoactivos.
En el ámbito ecológico, las setas desempeñan roles cruciales como descomponedoras de materia orgánica y como parte de simbiosis con plantas, contribuyendo significativamente al ciclo de nutrientes en los ecosistemas.