El término siervo de la pena se refiere a una persona que, tras ser condenada en un juicio, es obligada a trabajar en las minas o en otras obras públicas como forma de castigo.
Esta figura refleja una práctica histórica donde la penalización no solo implicaba la privación de libertad, sino también la imposición de labores forzadas, convirtiendo al condenado en un siervo de su propia pena.