El sigilo sacramental es un secreto inviolable que debe mantener el confesor sobre lo que escucha durante la confesión.
Este principio es fundamental en la práctica de la religión, ya que protege la privacidad y la dignidad del penitente, asegurando que sus faltas y arrepentimientos permanezcan confidenciales.
El respeto a este sigilo es esencial para fomentar un ambiente de confianza y sinceridad en el proceso de perdón.